debrayARTE

un pedazo de lo que me gusta,
otro no menos grande de lo que no
una pizca de amor
sabor
y otro mucho de mi



-vale la pena recibir palabras si llegan del corazón-

sábado, 17 de julio de 2010

Embrollos de las ochocuarentaycinco


Malos ratos. Son expiaciones que uno desea no lleguen al sueño propio. Aquellas noches inválidas en que los segundos son minutos y el tiempo, sólo es más nada en la nada. Es entonces cuando uno piensa en todo lo que debería y no debería haber hecho, hacer, rehacer...puras protestas. Trata de divagar en los pensamientos de Émile Cioran recordando no haberlos leído nunca. Sólo el continuar divagando y reconocer que ya no está escribiendo porque sí, sino porque es una necesidad, un vicio, un delirio para continuar respirando.
Mira al reloj y son las ochocuarentaycinco de las buenas lunas. Ya no queda mucho que discutir con esa voz interior que te dice que te marches a realizar una tarea terapéutica que nadie más ha sabido elaborar. Sólo se siente el profundo hueco que a veces no se ha sabido reparar adecuadamente. ¿No llegará algún momento nocturno en el que definitivamente dejes de pensar? Cómo en aquellos ratos en los que no te acuerdas de tus sueños y quisieras reconstruirlos para definir un poco más lo que eres y lo que sientes. Es cuando la voluntad te quita las ganas de sonreír y ver la vida sonriendo. Como cuando buscas una escapatoria a tus adentros más profundos y renacer aunque sea en el día que no te salió del todo bien.
Algo ha de haber para quitarte este embrollo, algo existirá por ahí para dejarte ser como siempre dices serlo.

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