Siete

Después de días así, me has convidado de la claridad con la que sueles ver todo. Esa forma de actuar, esa forma de ser, que llena mis días de alegría y mis tardes de saber. No me importa cuanto tiempo tenga que pasar para que llegue a un destino a tu lado. No me importa que rodeemos toda la ciudad si conmigo no te sientes abandonado. Y siempre me tendrás para que sea tu masajista tibetana. Siempre me tendrás si necesitas un pedazo de alma. Sin importar el número de pasos que hayamos caminado, o el número de semáforos que hayamos recorrido; ahí estaré para recordarte que el mejor de los momentos es aquel donde solo se necesitan palabras, sin versos, ni comas ni acentos. La mejor de mis razones; mantener fija tu mirada y saborear esa sonrisa que de las pestañas me tiene colgada. Son ya siete...y todavía es la antítesis de esta obra.

Y así seguiremos siempre

Hoy todo ha terminado. Sólo queda el vago recuerdo de aquellos días de insomnio y tristeza. Ya no hay silencios profundos ni lágrimas que, creímos serían perpetuas. Las ojeras y manchas en el sillón, son sólo el reflejo de lo mucho que significa aprender a estar al lado de alguien cuando lo necesita, aprender a seguir sus huellas por lo que realmente es y no por lo que tiene o aparenta. Aprender que la unión es en alma y no tanto en cuerpo y palabra. Porque las palabras suelen ser efímeras, pero las intensiones son eternas.

Quiero

Es que quiero calmar tu llanto, ahogar tus tristezas.
Esconder la mirada que recorre tu cuerpo.
Quiero morderle las patas a esa fiera
que te reprime y de tu sueño se apodera.
Pero de que me sirve calmar, esconder, morder...
...si después todo resurge de las tinieblas.



Mejor apago tu llanto, colando a las tristezas.
Mato a esa mirada, pulverizo a la fiera,
te devuelvo tu sueño y me quedo a tu lado,
que me vuelvo loca si de ti se apoderan.

Familia

Hace tanto que he dejado de escribir...pero hoy me siento en la penosa necesidad de hacerlo para declarar injusticia.
Injusticia por todos aquellos que han nacido sin querer hacerlo en determinado sitio.
De ser merecedores de alguna o varias penas que les aquejan y han aquejado por toda su vida.
Es injusto que tantas personas no puedan creer que existe un núcleo llamado familia y que éste es el más importante de todos, que todos y cada uno constituyen una parte fundamental en su estructura.
A veces cometemos la torpeza de no valorar a aquellas personas que darían lo que fuera por ayudarnos, por salvarnos de los vicios ajenos.
¿Y qué es lo que podemos hacer si nos incluimos en la lista de estos individuos? Esperar.
Esperar porque el que espera, piensa y el que piensa crea. Crea alguna solución, pero siempre sin perder la cabeza.
Biológicamente puede ser que personas sean llamados "familia". Pero en la realidad "Familia" se le denomina a aquellos que te han ayudado a construir momentos agradables. Aquellos con los que sabes que en cualquier momento puedes contar con ellos sin que recibas una excusa.
Que impotencia se siente cuando he visto la mirada de una mujer que ha dado todo por los que sangre de su sangre son y a cambio no recibe ni las gracias.
Así las cosas suelen ser, así la vida debe continuar.